lunes, 6 de mayo de 2013

Cruzando Puentes

¡Por fin! “Congreso de Tucumán”, última estación de la línea “D” de subterráneos de Buenos Aires. Regresaba de trabajar  cansado y tarde, como siempre en este tiempo, al bajar del vagón pude ver los rostros agobiados de los pasajeros, cada uno encerrado en su vida y todos apurados y sin hablar, algo muy típico. Podría decirse que cada uno se mete en una burbuja y se encierra en sus problemas y su pequeño mundo, también algo muy típico  de las grandes urbes.

Caminaba despacio, también metido en mis problemas, la plata que nunca alcanza, el trabajo siempre crítico y complicado, las endiablada vida política, la siempre voraz economía de consumo y el mundo convulsionado por distintas causas, todas difíciles de entender. Aun así las noches de Buenos Aires tienen su magia.

Miré el reloj, las once y treinta p.m. ¡Qué bárbaro, tan tarde!.  Casi todos los días estaba regresando a esa hora a mi casa.

De repente observé al costado de la avenida un arco adornado de flores y un sendero que conducía hacia algo que parecía una plaza.

¿Qué raro? Pregunté,  nunca lo había visto, tan imponente como vistoso,  lleno de flores, arboles  y mariposas, se escuchaba un suave y armonioso ruido como si fuera una cascada y una música fina, una melodía acogedora, algo celestial.

Decidí  tomar el sendero vi pasar frente a mi una especie de ardilla que se sorprendió con mi presencia, tuve una sensación de paz indescriptible y hermosa, el lugar parecía un paraíso entre el verde, la tierra roja y una cascada azul y cristalina.

Camine unos pasos, el camino se dividió en dos senderos casi iguales, dude, ¿Cuál seguir? Me quede parado en el lugar. De repente escucho una voz.

-Perdido tal vez, Luisito.

Sorprendido giré la cabeza y observé a un hombre de barba blanca, pelo largo y algo canoso, vestía una túnica banca y calzaba un par de sandalias de cuero. Estaba sentado sobro un tronco, su mirada parecía ver mas allá del horizonte y su imagen daba la impresión de ser un ser de otro lugar.

Parece un Druida, pensé, de aquellos que me contaban cuando era chico, allá lejos en la provincia de Misiones, lugar habitado, por Irlandeses, Ingleses, Escoceses. Todos ellos Celtas, muy buenos con la música y valiente guerreros, se les temían mas cuando tocaban sus arpas y a sus grandes carcajadas que por el filo de sus espadas.

 - Si, soy un Druida, contestó, como adivinando mi pensamiento.

-Pensé que los Druidas no existían, dije algo sorprendido.

-La gente dice muchas cosas amigo, la verdad es que soy un Druida y puedo ayudarte a tomar decisiones.

-Señor, la verdad es que si me gustaría seguir caminando y no sé qué dirección seguir.

Sonrió alegremente antes de contestar. Amigo, la vida siempre tiene dos caminos, el bien y el mal, el blanco y el negro, el más fácil y el más complejo, no te preocupes por eso .

-¿Cómo elegir el mejor sendero?, si ambos son iguales.

Nada es igual, como tampoco nada es distinto, todo depende de tu observación, toma todos los datos posible y luego llévalos a lo más profundo de tu interior, allí  estarán las respuestas que buscas..  Deja que sea tu corazón el que te  impulse, eso se llama intuición. 

-Gracias. Maestro, ¿Cuál es su nombre? ¡Qué hermosa música!

-Me llamo Eliseo y es música, la de los guerreros de las grandes carcajadas, dijo, antes de continuar con la música que salía de ese instrumento raro, nunca lo había visto. 

Miré el sendero nuevamente, ya no tenía dudas, tomé el de la derecha. 

Caminé unos pasos, cruce un pequeño puente, escuché una risita picara y vi sobre un árbol a una mujer de larga cabellera y esbelta figura, vestía una larga túnica rosa suave y portaba una varita dorada con dos soles.

-¿Quién eres? Preguntó.

-Luis, conteste,  y busco la salida.

-¿Para qué?

-No sé,  solo busco la salida.

¿No sabes dónde está la salida?

-No tengo idea, un sabio me enseño a tomar decisiones, no a encontrar salidas. 

-Y… ¿Que más te enseñó?

-Que las decisiones parten del corazón y que eso se llama intuición.

Y …¿Que pasaría si el corazón no te contesta?.

-Bueno…  es ese caso estaría en problemas, respondí.

-El es un Druida, habla de la sabiduría, yo soy un hada, las hadas hablamos del amor. No te olvides nunca que el combustible de tu corazón es el amor, cuando dudes inyéctale amor a tu corazón, eso lo alimentara lo suficiente para no tenga miedos y por no tanto no tendrá dudas, yo alimento mi corazón con mis dos soles, dijo, señalando la varita con sus dos soles, ellos alimentan mi corazón. 

-Hada… ¡Que interesante!... ¿Cómo te llamas? Gipssy contesto. Me llamo Gipssy, repitió…Que raro todos esto pensé.

-Tampoco te olvides direccionar tu corazón hacia lo alto, dijo, señalando el cielo. Levante la cabeza por primera vez y pude ver una luna hermosa, me pareció que estaba más cerca que otras veces.

-Allá está… dijo nuevamente, quien cuidará de tu corazón, algunos lo llaman Dios. Pero tiene muchos nombres, a ustedes les gusta diferenciarlo, pero El es único. 

-Gracias Gipssy, ya encontré la salida.

-Chau, me dijo y se fue.

Camine despacio hasta la salida. Un sorprendido señor me pregunta la hora, son las once y treinta y un minuto p.m… Tan solo un minuto…pensé y seguí caminando.

Llegué a mi casa, me recibe mi esposa, me da un beso diciéndome.

-Llamó Giselle, dice que el instrumento que toca Eliseo es un arpa Celta, él es único ejecutante Argentino, de ese instrumento, que interesante ¿no?  LUIS ALBERTO.

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