lunes, 8 de abril de 2013

La Virtud

Entre sus enseñanzas Sócrates nos dijo que  la práctica  de la virtud siempre nos permitirá resolver los conflictos con mejores posibilidades de éxito, además nos ayudara a diferenciar más fácilmente  las cosas que están entre el bien  y el mal, o entre lo bueno y  lo deplorable, enter lo bueno y  lo depreciable,  entre lo bueno y lo vulgar.

Es difícil definir a la virtud, como también es difícil definir al honor, al valor, a la fe. Sin entrar en conceptos académicos, a la virtud podríamos ubicarla gramaticalmente como una palabra conformada por cuatro consonantes y dos vocales. Pero sabemos perfectamente que eso no es la Virtud.

A la virtud no se llega con una simple definición, a la virtud hay que alcanzarla, practicarla y  vivenciarla.

Y la  virtud se alcanza por medio de la educación, se practica a través de una vida acorde a la moral y  se vivencia afirmándose en un  intelectualismo ético apoyado en la bondad, porque solo quien es bueno y justo, sabrá cuando actuar y como actuar, solo siendo bueno y justo se ejecutaran mejores acciones y en el mejor momento. Solo siendo bueno y justo se tendrá el valor suficiente para tomar las decisiones necesarias y solo siendo así podrás ser un un sabio y entonces ser un virtuoso.

Pero además, quien ejerce el arte de la virtud, no le teme  al fracaso, porque precisamente el arte del virtuoso está en la acción, el mensaje del acto del virtuoso no se da solamente en el resultado, el mensaje trasciende y va más allá. Se instala en el universo, se transporta en el tiempo, el virtuoso sabe que sus acciones son solamente una parte más del perfecto equilibrio de las cosas.

También es cierto que en el mundo actual es difícil y complicado, hoy la delincuencia global organizada nos envuelve con venenos presentados en atractivos envases, en un mundo  de odios, mentiras y miedos, donde parecería ser que ya no existen verdades. Que “Todo depende del color del cristal con que se mire”. Desde lo moral hasta lo doctrinario se pone en duda. Todo se relativiza y todo se reinterpreta.

Pero es precisamente en este momento cuando debemos recordar y entender que las crisis siempre existieron. Cuando el General José  de San Martin inicio su famosa Campaña a Los Andes, no todo estaba a su favor, el Gobierno de Buenos Aires desaprobaba su campaña, desconfiaba  de sus aspiraciones, no había dinero, no contaba con ningún apoyo exterior, pero igual siguió.

Tuvo Fe, Esperanza y Amor en su proyecto, ejerció el arte de la paciencia y la virtud de la constancia y siguió adelante,  formo su ejército y cruzo una de las cordilleras más altas del mundo, llego a Chile y siguió victorioso al Perú.

Ni que decir del General Manuel Belgrano y sus famosas batallas de Salta y Tucumán.  Tampoco tenía apoyos,  se enfrento a un poderoso Ejército, con un gran General, el Brigadier Juan Pío Tristán, valeroso y experimentado  (Que después siguió luchando victorioso en España, en otras campañas) y no solo lo derrotó,  sino que quebró su voluntad, de tal manera que debieron cambiar la estrategia en la  lucha contra los criollos. 

Y así podemos hablar del General Martin Miguel de Güemes y sus gauchos, que con solo lo puesto frenaron el ataque invasor evitando que llegaran a Buenos aires, de Artigas y sus sueños de las provincias libres, de Lavalleja y sus treinta y tres Orientales, solos, pobres y pocos, cruzaron el ancho río en busca de la libertad o de Andresito y sus legiones Guaraníes, quienes sin que estén todos los astros a su favor, lucharon porque tenían la virtud de creer en ellos mismos, creer en sus hombres y creer en su empresa.

Camaradas, en estos tiempos difíciles, donde los valores están en crisis, recordemos que también son tiempos de desafíos y de oportunidades. A veces solo “Debemos cambiar los paradigmas”. Pero los cambios de paradigmas son más complejos de lo que creemos. Sabemos tambien que no existen fórmulas mágicas para enfrentar cualquier crisis, se necesita de una profunda conciencia en la necesidad  de fortalecer los valores, las virtudes, los principios y para lograrlo se requiere de una férrea convicción.

También es bueno recordar que estos tiempos, no son tiempos de actuar solos, cuando más profunda sea la crisis, mas es necesaria la participación del otro, del camarada, del superior, del subalterno, de la familia. Recuerden siempre que en el intercambio de ideas y acciones, en la charla diaria, en el consejo oportuno o tal vez solo en una sonrisa amable, esta la oportunidad de obtener diferentes perspectivas de las cosas.

Por último. A la virtud debemos motivarla y reconocerla permanentemente y es a través de la bondad, de los pequeños gestos, de las pequeñas acciones, porque también se es virtuoso cuando se está ahí, donde el camarada nos necesite, ya sea enseñando o solo escuchándolo, en sintesis, es saber mirar a nuestro alrededor.

Y así, juntos, sumado al férreo deseo de ser cada día mas firme en la Fe, más comprometido en la Caridad, y más confiado en la Esperanza. Seguramente seremos más fuertes y  prudentes en la acción y más sabios y templados en nuestras decisiones.  LUIS ALBERTO.        

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