jueves, 7 de marzo de 2013

Omar

La Escuela de Oficiales de Gendarmería Nacional "General D Martin Miguel de Guemes" se encuentra ubicada en la Ciudad Evita, en el Partido de La Matanza de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Ciudad muy particular, además de tener una organización edilicia rara, cambió varias veces de nombre. Ciudad Belgrano, Ciudad Güemes, hasta recuperar el nombre original Ciudad Evita.

Transcurrá el año mil novecientos ochenta, estaba yo cursando el  primer año en dicho Instituto  de Formación Militar, empeñado en  una de las actividades más tediosas que nos podía, la maldita Fajina, es decir limpiar  la escuela.  Me tocó el Pabellón de Estudios y  nada más ni nada menos a  ordenes del cadete de tercer año Hugo Mareco, amargo y malhumorado siempre, mas malo que las avispas y todas enojadas.

Mientras limpiaba observaba la pista de atletismo, particularmente el entrenamiento de uno de los mejores atletas y persona que conocí, el profesor OMAR ANDEMATTEN.

Hablar de Omar es muy difícil, es  una rara mezcla de atleta olímpico, sabio budista, trabajador incansable.

Amigo de fierro, buen padre, incansable buscador de oportunidades, es decir un hombre completo.

Verlo correr era un placer, poseedor de un estilo muy especial, especialista en cuatrocientos  y mil quinientos metros,  pruebas que yo amaba porque  en un tiempo me entrene en esas competencias, pero por supuesto mi nivel era muy inferior a la de este gran atleta.

En ese momento, aparece el  Cadete Mareco y me dice.

-¿Que mira?, Cadete.

-Al Profesor Andematten, me gustaría habar con él.

Sucedio algo inexplicable, el negro Mareco (así lo llamábamos), me autorizo a charlar con  el profesor.

-Vaya Cadete converse con el profesor, dijo con su ronca voz.

Tímidamente me acerque, lo saludé y empezamos a charlar. Entre otras cosas me conto como se entrenaba, que rutinas teníaque comía, las vitaminas que tomaba. Hablamos de las olimpíadas de España, donde participó, etc, etc.

Hasta que llegó el momento de retirarme, cuando me pregunta.

¿Le gusta correr  Cadete?. Conteste que sí, pero que no era muy bueno,  pero que sí,  me gustaba correr.

Omar me dijo las palabras mas alentadoras que escuché y que marcaron mi carrera militar.

- Cadete,  lo importante es creer que se puede, si usted cree, seguro que podrá, crea y podrá hacer realidad cualquier desafío.  Dijo esto y se fue corriendo lentamente.

Volví al Pabellón de Estudios,  repitiendo,  CREER que se PUEDE, si se CREE se PUEDE, seguí repitiendo. Claro que si puedo, claro que si…

Paso el tiempo y después de realizar algunos cursos afines y cuando la Unidad se conformó,  mi carrera se fue direccionando hacia  las Fuerzas Especiales, ahí lo vuelvo a encontrar al gran amigo AMAR ANDEMATTEN.

Fue una emoción muy grande volver a verlo, después de los abrazos me entero que además era Oficial de una fuerza de seguridad, que era policía especial y que había realizado otros cursos, y  me alegró mucho porque lo sabía muy capaz.

Un día cualquiera mientras me desempeñaba como Jefe de Cursos de las Fuerzas Especiales “Alacrán”, se presenta Omar silenciosamente cono era su costumbre, me saludó   diciéndome.

-Luis tengo que hablar con vos.

-Claro Omar, te escucho.

-Quiero hacer el curso de Fuerzas Especiales de la Gendarmería Nacional Argentina.

Lo miré un poco incrédulo, no digo que era viejo,  pero ya pasaba los cuarenta años, es poco común que con esa edad intentaran y menos que aprobaran el curso, pero no solo este era OMAR ANDEMATTEN, sino era aquel que me enseñó que si se cree se puede, y sabia que Omar iba a poder.

Y Omar pudo, el curso fue duro como todos. Pasó frio, hambre, soporto el dolor, las frustraciones. Muchas veces su flaco cuerpo estuvo a punto de quebrarse, pero siguió, y creyó y pudo, y no solamente terminó, fue el primero, fue el mejor.

Pero Omar no paró, siguió, fue paracaidista, tirador especial, instructor de las Fuerzas Especiales “Alacrán”. Siguió con su vieja pasión, el Atletismo, fué a Estados Unidos representando a la Gendarmería Nacional Argentina, donde fue finalista. Y sigue...y seguirá seguramente, porque sé que su límite esta mas allá de lo imposible.

Muchas veces cuando la nostalgia golpea las puertas de mi vida o mis piernas parecen quebrarse y el dolor intenta ponerme límites, suelo recordar a ese Cadete con una escoba en la mano, conversando con un gran hombre y mejor ser humano llamado OMAR ANDEMATTEN , ejemplo de vida, ejemplo de lucha…Ah, me olvidaba... además es mi mejor amigo. LUIS ALBERTO.

4 comentarios:

  1. hermosa historia de vida .de voluntades humanas que sierra en un circulo virtuoso y de amistad .nada mejor que lo hayan vivido ..ysabel

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  2. que cierto que es esto Luis siempre fuistes tan sencillo ,que nunca costo entablar una amistad ,o llevarte bien con alguien ,segui asi son muy lindas las cosas que escribis ,y mas recordando tu epoca de cadete en Bs As, promo 82 .felicitaciones .Norma

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  3. Gracias amigos por sus comentarios, ayudan y mucho.

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  4. Perdon, me gustaria saber... La sede de la gendarmeria de ciudad evita, tiene pista de atletismo no?

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