Vivir no es una obligación, es un arte, es un reto destinado solo a los valientes. Como la vida es si misma es un desafió, tanto los obstáculos como las dificultades siempre serán una constante,
El solo hecho de abrir los ojos y dar los primeros pasos te introducirán en una suerte de lucha entre tu entorno y tu necesidad, la firmeza que demuestres y la intuición que desarrolles serán tu mejor punto de apoyo para alcanzar el valor, la soltura y la libertad para moverse ante la adversidad.
Vivir con valor es enfrentar la realidad tal como se presenta, es ir más allá de nuestras creencias, solo las personas poseedoras de una personalidad ganadora, optimista y entusiasta pueden ver siempre más allá de lo evidente.
La verdadera felicidad siempre pertenecerá a aquellas personas portadoras de una elevada curiosidad intelectual con capacidad de enfrentar las crisis con optimismo y entusiasmo. ¿Por qué con optimismo? Porque siendo optimista harás siempre lo mejor. ¿Por qué con entusiasmo? Porque vivir con entusiasmo es como tener a Dios dentro de nosotros, y solo teniendo a Dios dentro de si, es posible superar todas las dificultades.
Las personas optimistas y entusiastas no se obnubilan tan fácilmente, ni claudican ante el sufrimiento, saben que el sufrimiento es una realidad tan palpable como la alegría.
Tampoco son generadoras de miedos ni se lastiman mas allá de lo necesario, porque saben también que el miedo es un motor creador de desconfianza y emociones negativas como también lo son la envidia y el rencor, estados emocionales que solo sirven para impedir disfrutar del buen vivir o del bien convivir.
Quien conoce el arte del buen vivir, estará siempre un paso adelante del resto, porque conoce y es portador de la verdadera paz interior, esa la paz divina y perenne, que le permitirá desarrollar una mente sana, ágil y dinámica, algo que en el mundo actual se esta haciendo muy difícil de lograr, por eso vale la pena intentarlo. LUÍS ALBERTO.
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