miércoles, 9 de enero de 2013

Antolín

Comandante Mayor Antolin Esquivel, glorioso pionero de la Gendarmería Nacional Argentina, perteneciente a la cuarta promoción, si, leyeron bien, a la cuarta promoción, lucido y brillante, comprometido no solamente con los principios y valores de la Gendarmería, a la que ama fervientemente, sino, es un comprometido con la vida.

Fue y es un visionario y un innovador, se destacó como esposo, como padre, educó a sus hijos desde la perfección en sus propósitos y sus anhelos más audaces. Se destaco como militar en momentos en que el país se desangraba en luchas donde la confusión era una constante. Su paso por la fuerza le dejo varios amigos, dentro y fuera e la Institución, tantos, que aun hoy, después de mucho tiempo, lo recuerdan como un gran líder y mejor ser humano.

Se destaco también a la vida política, fue Ministro de Agricultura en la provincia de Misiones, fue Intendente en una localidad importante de la Provincia de Corrientes, en fin, Antolin le puso siempre el pecho a los desafíos y los gano a todos, y mas aún, tiene tanta sabiduría para ofrecer que escucharlo es un verdadero placer.

Era yo, el Comandante de una Unidad histórica, dinámica y compleja. Allá lejos en la frontera norte, donde nada es como se ve y menos como se cree que es, donde cada momento, cada minuto es un desafío, cuando recibo la noticia de que Antolín vendría a visitarme, el había estado en ese lugar hacia ya un tiempo. Quería recordar algunas cosas, según me comentó.

El arribo al lugar fue un momento muy emotivo, se puso a llorar recordando vaya a saber que cosas. Desde que llegó, caminó y bastante, recorrió cada rincón de la Unidad, visto amigos, volvió a llorar. Más tarde me dijo que quería recorrer las Subunidades destacadas en el terreno.

Salimos temprano, el conductor, un custodia, Antolin y yo. Despacio porque teníamos tiempo, iniciamos el viaje hacia el oeste.

Hablamos de muchas cosas si importancia. Hasta que Antolin con toda su sabiduría, me preguntó.

- Tiempos complicados, Luís. ¿No?

- Conteste que si, que las cosas estaban bastante difíciles, pero que creía que saldría bien. Que muchas veces las dudas, las dificultades, la incertidumbre hacían que me preocupara más de lo normal. Que estábamos en un momentos de mucha confusión y que la toma de decisiones se hacia complicada. Pero sabía y estaba convencido que esa era mi función y que quizás no eran las mejores, lo hacia de la mejor manera que podía hacer, aunque era conciente que pude haberme equivocado y bastante, pero que había aprendido de joven que toda crisis es también una oportunidad.

Y así, seguí hablando y explicando el porque de las cosas y como pensaba que estaba resolviendo la situación.

Antolin solo escuchaba, y hasta me pareció en algún momento que no me estaba prestando atención, que estaba en otra cosa. Hasta que de repente, comenzó a hablar.

- Que bueno que digas “Me equivoqué”, eso habla bien de vos, denota que estas aprendiendo y aprender siempre es importante. Que bueno también que reconozcas que la adversidad es el mejor de los maestros.

- Siempre el resultado dependerá de ti y de tu trabajo, si trabajas mucho y le dedicas tiempo al conflicto, seguro saldrás ganador. Solo enfrenta los desafíos uno por uno.

- A veces, no existirán los caminos y no tendrás otra opción que abrirte paso a machetazos, en una selva espesa y peligrosa, debes saber y poder convertirte en navegante y muchas veces sin cartas de navegación.

- Recuerda también que aunque sea mas cómoda la seguridad del presente, busca tus metas y propósitos sin pensar en los riesgos y apuntando siempre al futuro, en eso la audacia debe ser tu motivación y tu mejor aliada, eso es cosa de valientes y marcará la diferencia entre “ganarse la vida” y “diseñar la vida”.

Volvió su mirada hacia el horizonte agreste y duro que mucho tiempo atrás había caminado y sentenció.

- Honra tus compromisos cumpliendo tus palabras, escucha mucho y responde siempre, es la mejor muestra de respeto hacia los demás.

- Hace mucho tiempo camine estas tierras, pensé también que me había equivocado en muchas oportunidades, tenía muchos “¿Por qué?”, en la mente. Hoy solo tengo muchos “¿Para que?” y me va mejor.

Seguimos viaje, hablando de otras cosas triviales, recorrimos lugares y regresamos cansados. Al poco día regreso a Buenos Aires, feliz.

Hoy ya radicado en Buenos Aires, siempre lo recuerdo, cuando eso ocurre, siento algo raro en el estomago. En ese momento, me vienen a la memoria sus  palabras, cosas lindas, cosas sabias, como por ejemplo. “Cuento tengas dudas, confía en tu intuición, recuerda que ella no se manifiesta en el cerebro, como muchos creen, sino en el estomago, en las tripas, como dicen los descendientes de la nación
guarní, desde el “Puhá” (estomago)”. LUÍS ALBERTO.

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