Las Crisis Vitales

Las crisis hacen que el hombre tome conciencia de sus limitaciones, todos nosotros, inclusive aquellas personas felices y afortunadas, en alguna ocasión hemos experimentado sentimientos críticos como el dolor y el sufrimiento.

Cuando somos afectados por algún tipo de enfermedad o padecemos experiencias dolorosas como la soledad, el fracaso, la humillación etc., caemos en un desorden doloroso.

El no vislumbrar algo positivo o no comprender el porqué de esta realidad, podemos adoptar distintas posturas que operan como un mecanismo de defensa.

Podemos desesperarnos. Cuando una persona está sufriendo se siente débil y con una profunda tristeza. Es normal que proteste, llore, grite o se enoje. Sin embargo, lo que no puede ocurrir es que se desespere y no sea capaz de salir de la situación que le hace sufrir, destruyéndose impedido de aprender algo constructivo de todo ello.

Podemos rechazar la realidad. Tratar de evitar el dolor es adentrarnos aún más en el sufrimiento, es prolongarlo. No podemos pretender creer que aquello que evitamos, porque nos hace sufrir, no existe. Debemos afrontarla cuanto antes y buscar la solución.

O podemos aceptar la realidad. Si lo aceptamos con serenidad y con aplomo, es posible salir fortalecidos. Una crisis puede servirnos de impulso para crecer y vencer aquellos obstáculos y temores. El aceptar la crisis es comprender que al dolor y al sufrimiento es muy difícil de escapar. No es positivo ni negativo, es desagradable, pero en los momentos difíciles, cuando nos sentimos más pequeños y vulnerables es cuando somos más sensibles y comprensivos ante el sufrimiento.

En ese estado, es cuando mas podemos evaluar alternativas y cambios de comportamiento, reflexionar sobre nuestras creencias y valores o reformular conductas. Podemos decir entonces que la crisis es un factor influyente en la calidad de vida de cualquier persona, salir de la misma fortalecidos es una forma de crear un mundo mejor. LUÍS ALBERTO.