miércoles, 7 de noviembre de 2012

La interpretación y la realidad

¿Qué sabemos de los que sabemos?, ¿Realmente sabemos?, En realidad no sabemos exactamente cómo son las cosas, solo sabemos conforme las observamos o como las interpretamos, porque vivimos en un mundo interpretativo.

El poder de las interpretaciones es tan cierto, vital y trascendente en la vida que podemos decir sin temor a equivocarnos que toda interpretación abre o cierra todo tipo de posibilidades a todos y de todos.

Lo lógico entonces sería entonces estar en capacidad de realizar una buena interpretación, pero para que eso sea posible, debemos desarrollar y comprender aspectos importantes de la vida cotidiana.

Primero realizar una adecuada observación del contexto, después desarrollar una adecuada escucha, por ultimo y solo a través de un adecuado lenguaje transformar lo interpretado en una constructiva y conveniente acción.

Si la interpretación es la forma mas genuina de ver las cosas, la observación oportuna es la clave para aprender a ver las cosas, que no es solo mirar, sino captar los diferentes datos relacionados a los hábitos, calidad de vida, circunstancias de las personas y trasladarla al proceso interpretativo.

Todo esto solo es posible alcanzar si somos disciplinados, porque el éxito no pasa sólo por la calidad de las estrategias o de los razonamientos, sino en la capacidad y disciplina de llevarlas a cabo.

Cuando no somos disciplinados, generalmente lo urgente se impone sobre lo importante, nos convertimos sin querer en victimas de la ansiedad y del desorden, reaccionado fuera de tiempo y mal, adoptando decisiones sin el debido razonamiento, y esa posición nos impedirá avanzar a las velocidades convenientes cayendo en el caos.

Si caemos en el caos, se pierde la conexión que existe entre la interpretación (proceso interno) y el lenguaje (proceso externo), esa permite que una persona mantenga una determinada lógica entre sus hábitos y sus actos y por lo tanto es lo que determina que esa persona sea coherente o incoherente, confiable o no confiable, creíbles o no creíbles.

Hay una antiguo dicho que dice: “cuando hay que tirar un árbol, no importa cuán duro y ancho sea, si  le das cierta regularidad  a los golpes y sos constante y disciplinado no importa la cantidad de golpes ni tampoco el tiempo que te llevara hacerlo,  algún día caerá” LUÍS ALBERTO.

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