viernes, 2 de noviembre de 2012

El liderazgo y el miedo

Los reglamentos militares definen al Comandante/Jefe como la persona que ejerce el mando, el comando y la conducción de una organización militar, su autoridad y responsabilidad esta sustentada en el ejercicio del mando, del comando y de la conducción.

En tanto acerca del mando dice: “Es la acción que ejerce el Comandante/jefe sobre el personal con el objeto de dirigirlos, influyendo sobre ellos de manera de obtener su obediencia, confianza, respeto, lealtad y activa cooperación tanto en el desempeño de una función como en el cumplimiento de una misión”. También se dice que es un arte, “cuya finalidad consiste en imponer a otro u otros la propia voluntad para la obtención de un fin, sin emplear medios coercitivos”.

La bibliografía militar refiere del comando que: “Es la autoridad legal con que se inviste a militar para ejercer el mando sobre una determinada organización. Para la obtención de los fines perseguidos, de ser necesario, podrá actuar con medios coercitivos”.

En cuanto a la conducción expresa que: “Es la aplicación del comando a la resolución de un problema militar. La conducción es un arte, una actividad libre y creadora, que se apoya en bases científicas. Cada problema requiere de la aplicación de técnicas particulares”.

Todo lo expuesto indica y explicita como un Comandante/jefe, debe ejercer el arte de mandar, con el poder que el cargo le confiere, estará facultado para dar ordenes, exigir su cumplimiento y sancionar en caso de ser necesario. Pero en ningún caso, expresa que el cargo por mas legal que sea, le da el derecho de abusar de las personas, de presionarlas de manera injustificada, de maltratarlas o generar una tensión innecesaria.

El uso de medios coercitivos, que expresan los reglamentos militares no se refieren a el empleo del miedo como factor preponderante en su arte de conducir, que si bien a algunos Comandantes/Jefes el miedo puede darles buenos resultados a corto plazo, no menos cierto es que esta situación en el tiempo no es sostenible.

Cuando el empleo del miedo gobierna el ambiente se está en una sensación de malestar desagradable y denigrante y siempre es transmitida hacia abajo, afectando a todos los niveles de la organización generando una atmósfera donde todo vale con tal de sobrevivir, favoreciendo la intriga, los celos, las obsecuencias, los atropellos, etc. Produciendo como resultado final efectos negativos que afecta el sentido de pertenencia y si esta situación no se controla a tiempo cuando sale a la luz generalmente ya es demasiado tarde.

En esta situaciones se observan claramente las diferencias entre un verdadero Comandante/Jefe, el artista, el creador, el motivador, el visionario y su contraparte los llamados “porta galones”, que carecen de liderazgo, ética, iniciativa y otras tantas cualidades que son obligatorias para un jefe y en su lugar utilizan el miedo y la amenaza como único recurso.

El miedo es una emoción básica en los seres humanos. La fuerza con la que lo vivimos nos lleva a clasificarlo del simple sobresalto o susto, hasta la ansiedad, el terror, las fobias o el pánico y una persona aterrorizada o una Unidad atemorizada no darán lo mejor de si al contrario trabajara a desgano solo a fin de evitar el castigo, situación que con el pasar del tiempo sumado el estrés, la tensión o la ira, esa persona/Unidad en algún punto dejara de rendir adecuadamente.

Todo Comandante/Jefe debe saber que la moral de sus hombres y el honor de su Unidad generalmente dependerán de sus decisiones, por lo que su deber es observar lo siguiente: Primero debe querer y crear un ambiente de trabajo en equipo, segundo creer en su rol de líder y por último comprometerse con los ideales de la Institución a la que pertenece y de la Unidad donde ejerce el mando.

El servicio le exigirá siempre la entrega total, esta situación no debe asustarlo, al contrario, debe sacar ventajas de los momentos difíciles,  salir siempre fortalecido para poder enfrentar  decidido y convencido de su liderazgo,  inyectando sólidas convicciones y positivas  positivas puestas al servicio de su Nación.

Solo así podrá llegar a lo más profundo del ser de sus subordinados y hacerlos participes del ideal que él vive, auxiliándolos oportunamente, exigiéndolos adecuadamente y  motivándolos permanentemente LUÍS ALBERTO.

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