miércoles, 31 de octubre de 2012

La traición

No pueden traicionarnos sin nuestra participación activa, solamente podemos ser traicionados cuando depositamos nuestra confianza en el otro.

Suena paradójico, pero es la verdad, si alguien en quien no hemos confiamos plenamente nos lastima, podemos calificarlo como “persona no confiable”, pero no podemos decir que fuimos traicionados pero que en ese concepto y ante esa realidad es imposible ser traicionados.

Nadie puede dañarnos sin nuestra complicidad, autorización y /o participación, cuando permitimos que una persona complete su acción en nosotros es  por omisión, descuido, confianza o desconocimiento, pero somos nosotros mismos quienes no previmos las consecuencias.

La traición desconoce el principio de lealtad, el traidor nunca es leal, porque en la lealtad hay una relación de corazón a corazón, es un compromiso supremo e implica un camino que lleva a lo más profundo del ser humano.

Lo que generalmente hacen las personas es actuar conforme lo dicta su “ética en uso”, el traidor generalmente es una persona débil en lo ético-moral, si definimos a la ética como una ciencia que estudia lo bueno y lo malo de la conducta humana y a la moral como reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo. Entenderemos que nos encontramos con dos tipos de personas que pueden traicionar, los “inmorales” (los que están contra la moral) y los “amorales” (los que no tiene moral).

El arte de vivir bien, nos obliga a reflexionar acerca de ¿Qué es lo que verdaderamente nos lastima?, la acción externa o el concepto interno de permitir que otros nos lastimen.

Si entendemos que la traición supone una cobardía y una depravación detestable y que nosotros somos los suficientemente sólidos en lo ético y equilibrados en lo moral, no deberíamos sentirnos afectados con las actitudes ajenas, que son cono dice la palabra ajena a nosotros.

Krisnamurti dijo “.La inteligencia es la capacidad de abordar la vida como una totalidad”, creo que no se equivocó, debemos alentar el desarrollo de la mente unida al espíritu, capaz de ver y captar la realidad al mundo integro, distinto pero unido, compacto, donde aquellos que estén equivocados, puedan cambiar de actitud redireccionando sus acciones erróneas.

Porque en el mundo no somos los mas importantes, sino lo que realmente importa y mucho es el valor vida, pero para poder defender este valor, pero necesariamente necesitamos de mas hombres y mujeres dignos y santos para lograrlo. LUÍS ALBERTO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario