lunes, 31 de octubre de 2011

La Cueva

Era un lobo destacado, su temeraria mirada   imponía  respeto y  un dulce halo protector lo convertía en un líder admirado por todos.

Desde muy pequeño se interesó por  la sabiduría, siempre atento a los consejos de los ancianos y a las decisiones del Consejo de lobos.  Se lo recuerda  cuando niño, escuchando atentamente los relatos acerca del valor, del sacrificio y el honor de la manada.

Era un buen lobo de caza, sacrificado y preocupado, el jefe del clan lo respetaba mucho, al igual que el Presidente del Consejo y todos los integrantes del Clan. Siempre al frente, regresaba con las mejores presas, era justo para dividir, respetaba a las lobas y a los más jóvenes, cuidaba a los pequeños, era un líder nato.

El Lobo se casó,  formó una linda  familia con tres hijos,  vivían  en una hermosa cueva, la Loba se encargaba de cuidarla, junto a sus hijos.

Por las noches la manada se reunía y se  maravillaban de las historias de valor y las hazañas del gran lobo.  Al regresar a su cueva, solía  pasear y al mirar la luna, su eterna enamorada, el Lobo reía,  reía mucho, era un lobo feliz.

Pero sucedió un día, se despertó sintiéndose raro, salió de la cueva  un grupo de jóvenes lobos,  con ellos, el Jefe del Clan,  un lobo muy valiente, algunos años mayor que el, le dice, con un tono poco amigable. -Debes abandonar la  cueva,  el Presidente del consejo con los miembros te comunicarán la decisión. Ellos  decidirán.

- Pero ustedes saben quien soy, soy uno de los lobos mas importantes de la manada, he hecho cosas que ustedes ni se imaginan, muchos  me deben el estar vivos en este momento, - Eso lo decidirá el Consejo, dijo  el Jefe del Clan. y se marcharon.

Confundido, entró a la cueva,  no quiso decir nada. Se sentó solo, pensó. - Están todos locos, esto se arreglará en el Consejo, seguro que el Presidente aclarará todo, les hará saber que están equivocados.

A la hora indicada se marchó hacia el lugar, estaban todos reunidos. El Presidente, El Jefe del clan, los lobos mas viejos, los  cazadores, los  lobos jóvenes. -Señores, dijo el Presidente, estamos reunidos para tomar una  decisión (ya tomada), muy importantes para el Clan, que es determinar si el Lobo presente en el centro puede seguir ocupando la cueva o deberá cederla a otro mas apto.  Opinaron todos, algunos dijeron cosas interesantes, otros solo estupideces, algunos solo apoyaban lo que decía  la mayoría, otros estaban tan asustados que cambiaban de opinión a cada instante.

Pasó un tiempo, hasta que el Presidente indica al Lobo del centro que debe retirarse, se votará, esperó afuera. Mientras meditaba.

-Todo se aclarará, pensaba, hice  cosas que nada ha hecho, soy alguien muy importante en esta manada,  no pueden hacerme esto, soy una leyenda.

Una voz lo llama, entra al recinto, todos estaban en silencio. hasta que el Presidente del Consejo, con una voz segura y pausada, le dice- Amigo el Consejo decidió que debes dejar la cueva, ya no te pertenece, si quieres puedes ocupar alguna de esas cuevas  aledañas, al fondo. Miró a todos, recordó a su padre, pensó en sus hijos, dirigiéndose al Presidente del Consejo. dijo. -Señores abandonaré la manada, solo algunos  prestaron atención a sus palabras, otros  ni se dieron cuenta que había dicho algo, despacio fueron saliendo del lugar, quedó solo en el lugar. Luego, caminando con seguridad, abandonó el lugar.

Salió despacio, nunca fue tan lejos llegar a la cueva, sus hijos lo recibieron como siempre, su Loba,  como lo conocía bien, le pregunta. - ¿Algún problema?. -Debemos abandonar la cueva, y la manada, lo decidió el Consejo, otros la ocuparán, yo debo dejarla. -La loba lo mira, apoya su mano en su hombro, solo susurra, -Preparemos las cosas, es tarde.

Reunió  a sus hijos, le comunicó la situación,  lo miraron, y sin palabras comenzaron a prepararse para el largo viaje.

-¿Adonde vamos?, pregunta el mas chico, -no se, creo que al Norte. ¿Porqué el Norte?, pregunta el segundo, -Siempre es mejor seguir el Norte. -Entonces vamos, dijo el mayor, y se pusieron en marcha, salieron al amanecer,  nadie los vio, sintió ganas de llorar, la loba le dice. Nunca  olvides quién eres. Claro, dijo, claro.... y girando rápidamente se puso al frente.

Caminaron hacia el norte, el camino se hizo largo, tuvieron sed, en el desierto, hambre en las tierras áridas, frió en las montañas, miedo en los bosques oscuros y desconocidos.

Un zorro le enseñó el arte de la astucia, un viejo y cansado oso, mientras compartían un trozo de carne, le dijo que la fuerza no era todo, aprendió de las águilas el ver mas lejos, aún sin estar muy alto, los pájaros le enseñaron a volar, aunque sea solo con la mente, con un viejo puma pasaron toda una noche contando anécdotas acerca del honor y del coraje, hasta un pequeño ratón le enseñó  del valor que se necesita para adoptar las mejores decisiones.

Por las noches soñaba con sus pasado glorioso, cuando era un lobo guerrero, el mejor, el que enseñaba a los mas jóvenes, al que escuchaban, muchas veces quiso volver a ocupar las  cueva del fondo, pero al ver que sus hijos se hacían más fuertes, su Loba más especial y mucho más hermosa,  tuvo fuerzas para seguir, y siguió, pese al dolor, la bronca, las carencias, la soledad.

Hasta que de pronto, en una hermosa pradera, lo sorprende una manada de lobos, estaban  en círculo, como esperándolo, en el centro, dos imponentes lobos lo miraron fijamente a los ojos, mostró los dientes para defender a su familia,  el mas viejo, levantando la pata  le dice. -Tranquilo hace mucho que te esperamos, - ¿Me conocen?. -Si, todo el bosque habla de ti, el viento trae las noticias, al igual que los duendes y las hadas. -Necesitamos en la manada de alguien como tú. Gira la cabeza para preguntar a su Loba, pero ella estaba reunida con otras lobas de la nueva manada como si fueran  conocidas. Sus hijos correteaban con otros lobos jóvenes como si fueran viejos amigos.  -Acepto, dijo todos aullaron como dándole la bienvenida, y se dirigió a conversar con el Presidente del Consejo.

Así comenzó su vida dentro de esta manada, conoció sus secretos, a través del Presidente del Consejo organizó cacerías, enseñó a los jóvenes. Aportó al crecimiento de la manada, se hizo fuerte y sabio, su familia ocupaba una hermosa cueva, ya había olvidado la anterior.

Una tarde el Presidente del Consejo convoca a una reunión, se dirige a la zona  todos estaban en círculo,  en el centro, estaba el Presidente y dijo, -Amigo, te pedimos que seas el Jefe del Clan, queremos que nos enseñes y nos guíes, te pedimos que aceptes. Sorprendido mira todos, emocionado dice, -Acepto, abrazó a todos y salió corriendo hacia su cueva a contarle a su familia, todos estaban muy contentos.

Un atardecer, mientras miraba la luna, su Loba le dice, - sé que quieres volver, vuelve, y dile lo que necesitas decirles, entendemos.....

Habló con el Presidente del consejo y se dirigió al trote lento hacia el sur, su viejo clan.

El viaje fue mucho mas corto que antes, llegó a su vieja pradera, el jefe del Clan y el Presidente del Consejo estaban reunidos, también estaban algunos jóvenes. Saluda amablemente. Algunos se pusieron de pié, como en guardia, vuelve a saludar, - Amigos, es un gusto verlos, viene a decirles que vivo en el Norte, que estoy bien y que tengo ganas de abrazarlos y decirles que los extraño,  ustedes son mis hermanos.

Todos lo miraron, los más audaces se acercaron, lo miraron de cerca y lo abrazaron con mucha fuerza. Comenzaron a hablar de todo, de su nueva vida,  le preguntaron de como era la vida en el Norte, hablaron toda la noche, hasta que llego la hora de despedirse, saludó a todos y salió caminando despacio acompañado por el jefe del Clan y el Presidente del Consejo.

Antes de despedirse, les dice, -Gracias, lo que pasó me permitió crecer, cambiar los paradigmas, ver otras cosas, probar otras fuerzas.  Primero sentí  bronca, luego aprendí que  el flujo natural de la vida  hace que las cosas se acomoden, necesité de mucho valor, fe, coraje y actitud,  ustedes me ayudaron a tomar la mejor decisión, ahora sé que para crecer debemos tensarnos como un arco, hasta el limite de nuestras fuerzas y así poder lanzarnos hacia adelante, a ver mas allá de lo evidente. -Gracias Maestro. -Gracias amigo.

Los miró con ternura y dijo. -Ustedes son mis orígenes, nunca olvidaré que pertenezco a esta manada, y nunca renunciaré a las cosas que aprendí en esta pradera. No  olviden que en el Norte estamos nosotros, que somos ustedes, me gustaría que nos visitáramos más seguido, el mundo no está tan dividido y todos nos necesitamos.

Como despedida. Dijo. -Que el gran Lobo, el  que  siempre está, les dé sabiduría.

Salió al trote despacio, el camino le pareció más corto que antes, llega a su pradera, una hermosa luna iluminaba los campos, subió a su cueva, su familia descansaba cómodamente, controló todas las cuevas, solo el Presidente del Consejo estaba  despierto,  alzado la pata a modo de saludo le pregunta.

-¿Todo bien?. -Con una mirada cómplice, contesta, -Todo bien. Sale y mirando la luna, su eterna enamorada,  lanzó el mejor aullido de toda su historia. LUIS ALBERTO.

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