viernes, 15 de abril de 2011

La Comunicacion

Un día de primavera, aproximadamente a las cinco y treinta minutos, una pequeña y fresca brisa  me producía una hermosa sensación que despertaba mis sentimientos.

Crucé como todos los días, la plaza Sarmiento. Amplia y hermosa, muchos árboles y flores.

Caminaba lentamente repasando la agenda del día, cundo de repente escuché un  extraño ruido a mis espaldas, miré hacia arriba y observo en un árbol a un búho, un loro y un zorzal, apoyados en tres ramas diferentes.

El búho, que parecía estar distraído, miraba lejos. El loro, que parecía un poco aburrido, estiraba el cuello tratando de averiguar que pasada a su alrededor y  el zorzal inquieto saltaba de rama en rama.

Camine unos pasos, hasta que escucho una voz. –Al menos salude Jefe. Sorprendido miro al árbol, y escucho nuevamente. –Nada de raro, maestro soy el búho.  Sorprendido pregunto. -¿El búho, los búhos hablan? -Claro que hablan, poco, pero hablan, contesta el loro.

-Yo sabia que lo loros hablaban, pero ignoraba que los demás pájaros hablaran también, contesté.  –Si, continuó el loro, todos los pájaros hablan, el zorzal también, por supuesto. Yo tengo la fama de charlatán pero estos también hablan.

-Perdón, ¿Como se llama señor? Yo soy Pedro, dijo el búho.  -Joaquín, dijo el loro, y estoy podrido de que todos crean que todos los loros no llamamos Pepe.  El zorzal, dijo distraído, me llamo Darío.

–La verdad des que no sabia que todos los pájaros hablaban.

-Muchas cosas ustedes nos saben, siguió el búho. Es verdad,  todos hablan, pero cada uno tiene su característica, no todos son iguales, depende de la percepción del mundo que  tenga cada uno del mundo.

-Que importante definición, dije. –Claro, ustedes los búhos tienen la fama de ser inteligentes.

-Eso dicen, no se si será verdad, también se también que somos muy parecidos a ustedes,  respondemos al mismo patrón de conducta.

Que bien que habla este búho pensé.

-¿Como seria eso de percibir el mundo don Pedro? Pregunté.

-Algunos, como por ejemplo  de loro, lo percibe a través de las imágenes, son como lo las famosas computadoras y sus ventanas, ven el objeto antes del pensamiento, por eso antes de definir el concepto ya tienen la imagen. Esa es la razón de que necesitan hablar y explicar todo. Incluso a veces se le recorta la respiración cuando hablan.

-Son pavadas de viejos, dijo el loro. - ¿Ves?,  el loro no puede quedarse callado, cree saber todo, dirigir todo, tomar las decisiones, les gusta ser lideres, generalmente son buenos lideres. –Buenos, agrego el loro, por fin dijo algo bueno sobre mi, que viejo amargo.

-También estén los auditivos aquellos que te prestan la oreja y escuchan antes de hablar, analizan antes de de opinar, evalúan antes de responder. Perciben la vida a través del oído. Creo que nosotros los búhos estaríamos en este grupo. –Se agrandó el lechuzón dijo el loro.

Riendo alegremente de la ocurrencia del loro. Siguió. Por ultimo están los kinéstesicos,  son los perciben al mundo a través del gusto, del tacto y del olfato. Necesitan tocar, sentir  u oler. Son como Darío, el zorzal, viven enamorados de la naturaleza, fanáticos de los olores, de las mariposas, de los atardeceres y de los amaneceres, son románticos y sensibles.

-Claro, dijo el zorzal, ahora dirán que soy raro. –Es verdad, son raros ustedes, yo no los entiendo, buenos son,  pero raros, dijo el loro que no podía callarse. El búho no dijo nada.

Interesante don Pedro, me dejó una hermosa enseñanza, nunca había hablado  con los pájaros y me pareció algo muy interesante.

Don Pedro será inteligente, pero el Jefe soy yo, dijo el loro.

-Darío es el más bohemio, no se queda quieto, cambia de novia a cada rato,  pero es muy bueno el pibe.

-Bueno muchachos ahí viene mi ómnibus, dije. -Me tengo que ir, fue un placer  haber podido hablar con ustedes.

-Hasta luego jefe, dijo el búho, cuando quiera jefe estamos acá.  -Buen viaje, dijo  Darío.

-Hasta luego agregó el loro.

–No se olvide nosotros y de que yo soy el líder, dijo lanzando una carcajada.

Subo al colectivo saludo y observo a mis compañeros, algunos hablaban y hablaban… otros escuchaban y asentían con la cabeza.


Otros miraban el amanecer a través de las ventanillas o leían un libro, algunos estaban como ausentes, disfrutando de la primavera. Cerré los ojos, pensando… que razón tenía Don Pedro pensé…cuanta verdad… y me dormí…..LUIS ALBERTO.

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