sábado, 16 de abril de 2011

Dos caminos

El lugar era agradable, se prestaba para meditar. Caminaba lentamente, estaba algo confundido y muy preocupado. Los principios estaban en conflicto y debía tomar una importante decisión, además no quería mirar hacia atrás, no podía.

El problema era que no sabia que hacer, había perdido el rumbo. Me sentía muy cerca de la nada.

De pronto la senda se bifurca, se me presentan dos caminos. El  camino de la izquierda me parecía muy familiar y conocido, como si fuera más seguro. Al final del mismo parecería que terminara o que al menos cambiaba de rumbo, eso me intranquilizaba un poco.

El de la derecha era distinto, las plantas, los árboles y hasta los pájaros eran diferentes.  Pero esa sensación interesante y fascinante y cautivaba mi espíritu.  ¿Qué camino elegir?, ¿Cual era el mas conveniente?

De repente,  escucho una risa, miro hacia un árbol que estaba a mis espaldas y veo una niña, su larga cabellera daban una hermosa imagen de frescura y libertad. Parece un hada pensé. –No parece, soy un hada, dijo parándose sobre una rama.

-¿Como adivinaste mis pensamientos, dije.

-Porque soy una hada, dijo sonriendo. –Y  las hadas somos adivinas, vemos  cosas que las personas no pueden ver.

-Claro, son famosas por eso.-No, no creo que seamos famosas, además, no siempre es lindo adivinar las cosas que van a pasar, eso a veces te lastiman mucho y las hadas somos muy sensibles.

- Siempre queremos ayudar y somos enamoradas de la felicidad, queremos ver a la gente feliz. La tristeza y la nostalgia nos lastima y sufrimos mucho por eso.

-Nuestro trabajo consiste en lograr que cada persona alcance la felicidad, cumpla sus sueños o los recuperen aquellos que lo hayan perdido.

-Recordando una vieja frase, le pregunté. –Son una especie de restauradoras de sueños. Con una triste mirada, dijo. -Si, algo de eso.

-¿Como te llamas hada?

-María, contestó.

-¿María?, que nombre raro par un hada, generalmente se llaman de otra manera.

-Me llamo Maria, Maria Ulazia.

Que raro todo esto, pensé, recordando cosas de mi vida.

Intenté seguir caminando encontrándome nuevamente con los dos caminos.  Miro nuevamente al árbol, la veo con el mentón apoyado entre sus manos mirándome.

-Tengo un problema dije, no se que camino seguir.

-Sabía que tenías un problema, ¿No te dije que las hadas adivinamos casi todo?

-Ayúdame María, estoy algo perdido. ¿Qué hago?

-¿Miraste hacia atrás?

– No, conteste, no quiero mirar hacia atrás.

-Debes mirar atrás.-Lo hoy eres, es producto de lo que está atrás, todo te lo fue heredado.

-Antes de tomar una decisión, alinea tu pasado detrás de ti, no eres solo tu, mucha gente forma parte de ti, mira atrás, no tengas miedo.

- Obedecí, mire hacia atrás y vi como mi papa abrazaba a mi mama, vi a mi esposa abrazando a mis hijos, a mis abuelos a mis hermanos, a mi seres queridos juntos mirándome. Eso me dio coraje, quise empecé a caminar. Pero no pude… aun tenia dudas.

Ella volvió a adivinar y agregó. -Mira bien los caminos,  no los veas separados, míralos juntos, como una sola unidad y veras otras cosas.

Entrecerré los ojos como queriendo ver mas lejos. Vi a una mujer imponente, sublime, con una cabellera dorada, portaba un gorro rojo y un vestido blanco, una banda azul cruzaba su pecho. La mujer miraba al sol.
La miro nuevamente pensando. Que imponente mujer.

-Si dijo María, muy linda, muy noble y muy grandiosa. -Esa es tu meta, los caminos pueden ser distintos pero tu destino es uno solo, elige cualquiera de los dos caminos, pero no te desvíes, sigue hacia la meta.

-Gracias María, creo saber cual es el camino, y pensando en quienes me educaron y aun me educan, en  quienes me ayudaron y aun me ayudan, en quienes me acompañaron y aun me acompañan, di el primer paso, seguro y firme. LUIS ALBERTO.

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