viernes, 22 de abril de 2011

El elegido

Era un mágico lugar, unas voces cantaban alabanzas y glorias, un Coronel con cara de viejito bueno, ojos llorosos, bigotes canosos y permanente sonrisa, miraba lejos.

Un ser luminoso estaba a su lado, su blanca barba y su mirada daban la más perfecta sensación del todo, del principio y del  fin, del alfa y del omega. Saludo cortésmente.

-Hola B.P. -Señor, contestó respetuosamente, como viejo militar de mil campañas. -¿Estas mirando, meditando o repasando algo.

-Todas esas cosas, creo. Necesito saber ¿Cómo sigue esa historia de jóvenes exploradores? Una historia de valores y principios, ¿Cómo estarán las cosas? Él, apoyando los brazos sobre los hombros del coronel dijo… B.P.…Querido,  B.P…

La selva siempre es hermosa, pero el lugar elegido para el campamento era espectacular. Cerca corría un hermoso río,  el Piray Guazú, salvaje y natural, a los  peces se los podía atrapar con las manos. Los pájaros, las flores silvestres y las mariposas enseñaban que todo en ese lugar, era la vida misma.

Los Boy Scout de la agrupación “Martín Guemes” sus patrullas “Puma”, “Loro”, “Águila” y” “Zorro”, se preparaban  para la jornada. Todo en una sana competencia, al final se seleccionaría a la más destacada.

Patrulla “Águila”, mi patrulla, “Audaz y guerrera”, expresaba su lema, trabajaba  convencida de que sería la mejor en esta oportunidad, era un gran desafío.

Entre los integrantes estaba Cachito, con  ocho o nueve años de edad.

Era un  flaquito con rulos, (cosa rara, porque al hermano que no tenía rulos le decían Rulo), era muy activo, ya se había ganado varias especialidades por su preocupación y  entusiasmo.

Atardecer en el monte,  era necesario organizar la comida, las guardias, los faroles, “El Fogón”,  Un momento mágico, donde las patrullas desarrollaban sus destrezas y habilidades a través de actuaciones, canciones, imitaciones, etc. Todo cercano al fuego y a la naturaleza.

Cachito ayudaba a organizar el fogón, recogía leña, cortaba ramas, encendía el fuego, etc.

Oscurecía en el monte, eran las diecinueve horas, mas o menos, se hizo noche, se encendieron los faroles, era la hora de la cena. De pronto se escuchó un ruido aterrador alertando a todos, luego se hizo más fuerte, hasta convertirse en un ruido tenebroso.

Dos Scouts mayores se dirigieron al lugar, continuando el resto con las actividades previstas. De repente regresan asustados,  diciendo haber visto al “tigre manco” cerca del campamento. (Se comentaba que en la zona habitaba un tigre (Yaguareté)  que había  perdido una pata en una trampa hacia un tiempo atrás.)

Describir lo que paso en ese momento es muy difícil. El susto fue colectivo, La incertidumbre y el pánico fue total, ¿Qué hacer? Todos estaban desconcertados, los Scouts mayores asustados y eso era un  problema.

Hasta que desde  fondo, se adelanta portando una antorcha  con la firmeza de quien sabe lo que esta haciendo, un flanquito con rulos,  y dirigiéndose a los demás, dijo. -Tranquilos, me enseñaron que a los tigres les asusta el fuego, dio seis pasos hacia el monte y  repitió.

-Les asusta el fuego, tomen algunas antorchas y unos palos y avancen, se va a asustar, no tengan miedo, somos Scouts. Algunos se animaron y tomaron algunos palos, otros levantaron algunas antorchas.

Cachito, adelantándose, repitió una y otra vez. -Se va a asustar….Se va a asustar… Somos Scouts. Y el tigre se asustó.

Pasaron los años, hoy Cachito tiene pocos rulos, se lo ve un poco más gordo, algunas canas pintan su cabeza.

La última vez que lo vi, luchaba contra otros tigres, contra otros miedos, en una selva llamada quirófano, sosteniendo firmemente en su mano  otra antorcha, algunos la  llaman bisturí, susurrándoles suavemente a sus pacientes.

-No tengas miedo… se va asustar, no tengas miedo, que al igual que el tigre, también se va a asustar… y se ira.

El coronel con cara de viejito bueno, sonríe y mira con ternura a ese muchacho con rulos.

Él agrega… -B.P. -Puedes estar seguro que ese flaquito que hoy salva vidas, es un elegido y sabe que puede enfrentar a los tigres,  a los fantasmas, al miedo, porque sabe, porque esta seguro que puede derrotarlos… Gracias Doctor Ibarra (Cachito). LUIS ALBERTO.

2 comentarios:

  1. En la vida siempre hay tigres que enfrentar, con decisión y firmeza, se logra asustarlos. Gracias por tus palabras y tu aprecio Luis. Un gran abrazo.
    Dr. Héctor "Cachito" Ibarra

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  2. Así que desde niño ya eras audaz, excelente! Héctor te felicito, tu arrojo y gran voluntad es lo que te ha hecho llegar adonde estás ahora, un gran cirujano de niños!, salvando vidas para la humanidad!, un fuerte abrazo también en nombre de tus padres!, cariños.

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