miércoles, 16 de enero de 2013

La toma de decisiones y la libertad

Si bien hay modelos clásicos para la toma de decisiones y son múltiples los métodos utilizados en la resolución de problemas, siempre hay que tener en cuenta que cada situación es diferente y cada persona adopta decisiones basadas en su experiencia personal.

Tomar decisiones tiene mucho que ver con la incertidumbre, las probabilidades, las intenciones. Dentro de este proceso se dan una serie de conductas que son productos de diferentes combinaciones de situaciones concretas.

Estas conductas a su vez derivan en acciones, alternativas, consecuencias y sucesos incierto, pero que indefectiblemente arriban resultados medidos en términos de bueno o malo, ganancias o pérdidas.

Así se obtienen imágenes de las consecuencias que tendría el adoptar cada una de estas acciones o alternativas que se han definido. Conforme a esas consecuencias se adopta la conducta más idónea, definido generalmente como curso o modo de acción.

En conclusión quien toma las decisiones, las deben tomar en función a un criterio, experiencia, juicio y compromiso que lo ayuden a tomar la mejor decisión para la mejor solución.

Pero ¿Cuál es la mejor decisión? ¿Cuál es la mejor solución?

Las decisiones siempre implican una renuncia y aunque pueda resultar doloroso se debe buscar siempre "un bien por un bien mayor". Todos los días, al despertar, debemos decidir, es imposible no hacerlo, el hecho e no tomar una decisión, es en si una decisión. Desde la solución de un conflicto especifico como ser la solución de un conflicto o el alcance de un objetivo más abstracto como ser mejorar nuestra calidad de vida, se concretan en decisiones/acciones.

Debemos tener presente que lo que frena la toma de decisiones, especialmente en aquellos conflictos de índole personal, no son los acontecimientos, sino nuestra respuesta ante ellos. Somos nosotros los únicos dueños y responsables de nuestras decisiones en la vida.


La felicidad, por ejemplo, es una decisión consciente que implica vencer adversidades, requiere de una férrea voluntad, para enfrentarse a los agresivos y los desagradables contratiempos. Vivir con optimismo, requiere de una labor constante de análisis y observación que requiere de un constante proceso, tarea no fácil de realizar.

Debemos conquistar diariamente nuestra libertad de decidir. No permitiendo jamás que otros decidan por nosotros, o que el mal humor, el maltrato, el desprecio condicione nuestra conducta. Hay que elevarse por encima de ellos, ser y decidir lo que uno quiere ser, como lo quiere hacer y con quien lo quiere hacer, es la verdadera libertad.

Cualquier desafío tomado con una adecuada dosis de coherencia y un poco de locura, puede ayudarnos a cumplir con nuestros anhelos. Convertirnos en esa fuerza que necesita el mundo, entregando todo para lograr algo mejor.

Soñar esta bien, pero debemos soñar con los ojos bien abiertos, oír cantos de hadas y música de duendes es hermoso, pero debemos tener los oídos bien atentos.

Haciendo las cosas que nadie se anima a hacer, pero con un adecuado proceso nos convertirte en locos coherentes, una especie de milagro, pero tan real como lo es estar vivos.

Es necesario liberarse y animarse a realizar lo que deseamos lograr, hoy mismo, sin perdida de tiempo. Dejar de ser un simple espectador y convertirse en el actor principal, es cuestión de tomar las decisiones correctas, sin miedos ni complejos, un sabio dijo que las buenas decisiones son productos de las experiencias recogidas en la adopción de malas decisiones.


Es cuestión de planificar, vivir la vida es como planificar tus operaciones, es decidir con las mejores opciones. Es atreverse a vivir el hoy como el día más importante de tu vida, no importa si pierdes, ni cuentes tus derrotas, algunas cosas quedarán en el camino, busca mejor esa estrella, la más alta, la más brillante y lánzate firme y decidido detrás de ella, detrás de tu elección, pero en libertad. LUÍS ALBERTO.

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