jueves, 12 de enero de 2012

Don Luis El pastor

La ciudad de Eldorado es la ciudad donde nací y viví mi adolescencia también llamada “La capital del trabajo”. Y… se escribe así y no El Dorado,  es algo muy molesto para los habitantes escuchar decir que esta mal escrito o que es indistinto, la ciudad se escribe y se llama  así... Eldorado. 

Esta ciudad se nutre de una hermosa colectividad de Alemanes, Polacos, Ucranianos, Rusos, Japoneses, Suizos, Brasileños, Paraguayos y por supuesto Criollos, los que la hace un a ciudad  especial por la mezcla de costumbres, acentos, apellidos y por supuesto la fe religiosa ...

Integran la hermosa colectividad de la fe, católicos, musulmanes, judíos, bautistas, anglicanos,  Petecosteses,  budistas etc.

Dentro de ese contexto, mi barrio, el populoso “Barrio Belgrano”, albergaba diferentes templos religiosos, entre los cuales estaba la capilla de “San Francisco” donde yo oficiaba de monaguillo (algo que me fascinaba hacerlo) con su cura párroco el querido Padre Ben.

Cerca de la capilla estaba  el templo Bautista cuyo pastor era Don Luis, un hombre humilde y simpático, descendiente de paraguayos, vestido casi siempre con ropas tropicales y siempre con su biblia bajo el brazo, acompañado de su esposa, Doña Clara y algunos fieles.

Como todo barrio populoso se deben sumar la distintas creencias de los aborígenes guaraníes y sus descendientes, no son pocos los creen en el pombero, la pora, el yací yateré, san la muerte o el payé, entremezclándose como una verdadera ensalada de creencias y temores.

Lo concreto es que todos se miran con un poco con desconfianza, es común escuchar decir. “yo no hablo con ellos porque son evangélicos”, “ustedes los católicos son ignorantes, creen en imágenes”, “los ricos son anglicanos y los pobres son católicos”, estos comentarios se repiten casi sin motivos,  diría que  por costumbre. 

Un atardecer estaba con el padre Ben, y le pregunté.

- Padre, ¿Usted habla con Don Luis? ¿Usted puede ser amigo de Don Luis?

- Por supuesto que si. Es mas, somos amigos y muchas veces hablamos hasta de religión. ¿Por qué?

- Porque quiero ir a escuchar una celebración en el Templo Bautista, tengo un amigo que me invito a participar y me gustaría acompañarlo.

- Es muy bueno que vayas y acompañes a tu amigo, en cuestión de fe todo enriquece.

Y me fui, contento porque en realidad estaba preocupado y quizás también un poco influenciado por la costumbre, aunque nunca en mi casa me hayan dicho algo al respecto.

Así que un día fuimos al tempo Bautista, ingresamos, nos sentamos al fondo, era una casita humilde y distinta, estaban todos sentados y en silencio, algo que me llamo la atención porque yo siempre escuchaba que cantaban mucho y el pastor hablaba fuerte.

En ese momento Don Luis estaba pintando un paisaje con tizas de colores, era algo como un amanecer, nadie hablaba, solo miraban.

Mi amigo y yo, teníamos una sensación rara, entre asustados e intrigados, sin hacer el menor ruido por las dudas.

Hasta que Don Luis terminó el cuadro y se puso a hablar… Esto fue lo dijo en ese momento.

- “Amigos este paisaje es un amanecer y todo amanecer es un comienzo”…

- “Fijense al amanecer como toda la naturaleza parece renacer, las flores, los árboles, todos están como alborotados, contentos, es porque agradecen a Dios la nueva oportunidad que les da “.

- “Entonces, me pregunto ¿Porque no podemos levantarnos con la alegría de los pájaros? ¿Qué nos impide alborotarnos agradecidos por esa nueva oportunidad?

- “Cada amanecer es no solo una oportunidad para vivir un día mas en la gracia de Dios, sino también es una oportunidad para ser mejores, para hacer actos  que nos conviertan en seres lindos por dentro y por fuera, como esos pájaros... como esas flores. 

-Que bien que habla Don Luis, pensé.

Y así siguió… Habló también de cómo debemos ser siempre, que las cosas agregadas como los títulos, nombres, honores, cargos o posición social eran solo una parte de un total, pero que no lo eran mas importante.

Que debíamos ser, humildes de alma y de corazón, buenos, pero en serio... Comprometidos, pero de verdad.

Encontré mucha similitud con lo que decía el padre Ben, o lo que leí en una oportunidad en un libro que hablaba de Buda y  me imagine que  Mahoma diría algo parecido.

Antes de terminar,  Don Luis comenzó a orar por todos, me sorprendió la memoria que tenía,  se acordaba de  todos y los llamaba por sus nombres.

Hasta que se detuvo en nosotros y preguntó. ¿Es la primera vez que vienes?, conteste que si, y comenzó a orar también por nosotros, sentí una profunda emoción.

Finalmente dijo. Antes de retirarnos quisiera saber quien tiene algo que decir.

Tímidamente levante la mano y con la propia inocencia de la edad dije.

-Don Luis, yo estoy muy emocionado y quisiera decirle que me gustó lo que usted dijo, yo soy católico y además monaguillo, ¿Puedo venir a este templo, también?

- Don Luis rió alegremente y dijo.

-  “A este y a todos los que quieras, la fe es libertad, así como la esperanza es la luz, la fé es el camino, busca a Dios con fe y sin ataduras, naciste libre, por lo tanto busca la felicidad en libertad”.

Salimos del templo en silencio, caminamos casi sin hablar, no estaba confundido, estaba feliz, estaba contento, porque creo que Don Luis me acercó un poco mas a Dios.

Me despedí de mi amigo, creo que a el le pasó algo parecido y me fui a mi casa.

Al llegar fui a mi habitación me arrodille feliz ante la imagen de la Virgen de Lujan y rece mucho, por los católicos, los musulmanes, los judíos, los budistas, los bautistas y anglicanos, y también rece por Don Luis, ese servidor de Dios que me enseñó cosas que aún hoy recuerdo. LUIS ALBERTO.

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