miércoles, 14 de septiembre de 2011

La Política, la Estrategia y la Táctica

Diferenciar la política de  la estrategia sería fácil si  pudiéramos concentrar en una sola persona, como sucedió con Napoleón, que no solamente fue un valeroso soldado, sino también  un político visionario , un  excelente estratega y un sobresaliente táctico.

Pero no todos los hombres poseen esas cualidades  y la experiencia de este gran soldado motivó que  otros generales pretendieran subordinar la política a las operaciones, reclamando para sí facultades políticas de estado.

Esta situación fue desastrosa, sobre todo en los países donde la democracia era incipiente.

Muchos expertos en el arte de la estrategia y la política se dedicaron a estudiar esta realidad. Moltke, por ejemplo, fue uno de los que mas aporto a clarificar esta situación al definir a la estrategia como la adaptación practica de los medios puestos a disposición de un general al logro de un objetivo fijado por las autoridades políticas. 

Otros determinan que la estrategia no solamente comprende el movimiento de las fuerzas militares, sino también sus resultados, y estos siempre  impactan directamente a la Política de  Estado o Gobierno.

Esta concepción fija la responsabilidad de un comandante militar frente a un Gobierno y define a la responsabilidad primaria del General como la capacidad de defender los objetivos nacionales a través del correcto empleo de  la fuerza militar, en un teatro de operaciones asignado, conforme la concepción y diseño de la política de guerra. 

Como el gobierno es quien formula las políticas de guerra, sabe perfectamente cuales son los objetivos a lograr en cualquier conflicto,  realizar el adecuado seguimiento del desarrollo de la misma y adaptarse a las variantes surgidas.

Si bien generalmente la Política no interfiere directamente en el manejo de las herramientas de la guerra, podrían intervenir en la campaña si fuera necesario remarcar los objetivos buscados, o cuando consideran que los mismos están desviándose a lo enmarcado por el Gobierno.

Asimismo si un General considera que la política de Guerra es inadecuada o contraria a su concepto operacional, simplemente debe poner debe poner en conocimiento su posición y las autoridades obraran en consecuencia.

Es importante entender que la  estrategia generalmente no tiene solo el simple objetivo  de procurar el aniquilamiento del poder militar del enemigo, muchas veces y cuando por apreciaciones políticas o militares sea necesario,  se puede aplicar el concepto  denominado  “objetivo limitado”.

Este concepto significa que antes de realizar un despliegue directo a veces se deben esperar que las condiciones mejoren y conformarse con otros objetivos intermedios, como ser alianzas estratégicas o direccionar los esfuerzos para  hasta colocar al enemigo en una posición desventajosa o lograr  que sea mas ventajosas para nosotros.

En este caso se busca modificar una situación adversa o equilibrar las fuerzas sin golpes arriesgados e innecesarios, pero que desgaste al adversario o a la población. 

Como en esta situación adquieren mayor  protagonismo los conductores políticos  de la guerra, es primordial  ensamblar los objetivos políticos con los estratégicos. Y el adecuado entendimiento entre el poder militar y los otros poderes es de vital importancia, ya que  una acción equivoca puede ser fatal.

“Generalmente  una política de guerra de objetivo limitado impone una estrategia de objetivo limitado”, asegura Liddel Hard, pero esa resolución decisiva lo adopta y resuelve el gobierno a través de su política de estado o de gobierno y es el quien debe dirigir esas acciones, los medios militares solo son un medio para cumplir los fines de la política.

No obstante dentro del teatro de operaciones un General siempre mantiene la independencia necesaria para desarrollar su estrategia militar, sin que esto signifique operar libremente desconociendo las políticas de gobierno. Como militar debe comprender que a veces es más  importante alcanzar un objetivo político que destrozar el poder militar del enemigo.

Ahora bien, cuando  se implementan la aplicación del instrumento militar y se sumergen en la lucha real el control de tales acciones son conducidas por la  táctica, esta deriva  de una dirección superior que es la estratégica y  se debe a esta.

Se puede decir entonces,  que estas tres categorías, la Política, la Estrategia y la Táctica, siempre deben funcionar como un todo lógico y coherente, sería la ruina para cualquier Estado que ante un conflicto intenten funcionar separadas. LUIS ALBERTO.

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