jueves, 22 de septiembre de 2011

El movimiento

Aunque al movimiento le falte marketing o se lo subestime, dentro de las operaciones estratégicas/tácticas, merece una especial consideración.

En principio se lo define como un desplazamiento o un avance para entrar en contacto con el enemigo o para recuperar el contacto, mejorar la posición actual para ocupar un terreno más favorable. El movimiento es una importante operación cuyo éxito estratégico o táctico asegura el alcance de cualquier propósito. 

En el siglo  XVII, lo clásico era un avance concentrado, hasta que Napoleón, introdujo el  concepto de movimiento estratégico distribuido en columnas independientes complementadas con un avance táctico concentrado.

En el siglo XIX, con el desarrollo de las armas de fuego y para disminuir sus efectos, comenzó a ser disperso, pero debido en parte a la influencia de los ferrocarriles, al incremento de los efectivos y al desconocimiento de los métodos de Napoleón, el concepto de avance estratégico retrocedió y se empezó a conceptualizarlo como un movimiento concentrado.

Estas nuevas condiciones, donde la tecnología, la informática, el poder aeroespacial, el poder QBR/N, imponen reconsiderar el resurgimiento del movimiento distribuido.

Hoy, para estar en capacidad de golpear en forma certera y oportuna la estrategia del  enemigo, las operaciones deben ser concebidas bajo el concepto de una fuerza concentrada en la acción y dispersa en el movimiento a fin de ser al mismo tiempo tan dispersas como cohesionadas.

Básicamente existen tres variantes situacionales a considerar en la planificación del movimiento. Un avance disperso contra un solo objetivo concentrado, es decir contra un solo objetivo. Un avance disperso contra una serie de objetivos concentrados o sucesivos. Un avance disperso contra un número de objetivos distribuidos o simultáneos.

Cada uno de ellos demandará una planificación particular, incluyendo la determinación de propósitos alternativos o preliminares para distraer  a las fuerzas enemigas.

Siempre es mejor paralizar la accion enemiga antes que destruir sus fuerzas pero para alcanzar este propósito debemos comprender que así como la flexibilidad siempre triunfa sobre la concentración el movimiento debe apoyarse en métodos aptos, factibles y acepetables. LUIS ALBERTO.

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