A pocos días de celebrar el día del padre, me queda en la
memoria una de las palabras más escuchadas. Integridad. “Mi padre era o mi padre es, un hombre íntegro”. “Honesto, hombre de principios, valores y
virtudes”.
Sabemos muy bien lo que nos genera esa persona de la que
tenemos la opinión integro. Este tipo de individuos nos da tranquilidad, nos
genera confianza. Sabemos que si nos dice algo nunca nos va a mentir, que si se
compromete va a cumplir. No obstante es
sencillo encontrar una definición sobre la integridad. Este concepto define un conjunto de conductas que consideramos altamente
significativas y valoradas.
La integridad se resume en tres conceptos. Primero ser auténticos
con nosotros mismos. Segundo ser auténticos con los demás y tercero hacer lo
que decimos o decidimos hacer. La integridad no es una idea es fundamentalmente
acción, se es auténtico o no se es.
El ser autentico con nosotros mismos nos llevara siempre a
aceptar los hechos tal cual suceden, nos duela o no. Jamás ser negados de la
realidad, evasivos. Ser veraces con nosotros mismos y reconocer cuando nos equivocamos.
“Solo la verdad los hará libres dijo Jesús” . La verdad siempre abre puertas, aceptar nuestra ignorancia o nuestro
desconocimientos sobre aspectos de nuestra vida, es la más grande prueba de
nuestro crecimiento. Solo aprendiendo, registrando y reconociendo nuestros miedos podremos
superarnos.
En cuanto a ser autentico con los demás, da cuenta de actuar
honesta y sinceramente con nuestro entorno social, es uno de los vínculos más sinceros y es un
pilar fundamental para cualquier tipo de
relación humana.
Otro cimiento crítico y vital, para cualquier persona es ser
sincero con los demás, refiere a no ocultar nunca nuestros principios, valores,
virtudes. Siempre ser autentico generara sinceridad y no hay otra técnica superior
como el ser sincero, honesto y claro, que
afiance la confianza.
Lo mismo sucede entre el tercer componente de la integridad.
Llegar a la acción. Hacer lo que hemos dicho que haríamos, nuestra capacidad de
acción es justamente eso, hacer lo que dijimos que haríamos. Todos sabemos la
diferencia que existe entre coordinar acciones
con alguien en quien confiamos, que va a hacer exactamente
aquello que promete y con alguien
que no. Hacer lo que hemos dicho que haríamos implica nuestro compromiso y
honra nuestras palabras. LUIS ALBERTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario