miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los otros y nosotros

En mi intención de entender un poco más el comportamiento humano con respecto al la comprensión del prójimo, recordé al grán comico argentino, el popular Tato Bores.

Trate de iniciar este proceso de interpretación con el convencimiento de que en la naturaleza esta el verdadero concepto del equilibrio alterado únicamente por la desmedida participación del hombre y en su particular ambición en el desarrollo de la vida.

Tato Bores decía que el culpable de los males, el ser mas dañino, mas cruel, corrupto y amoral era el “otro”.

Pero, ¿A que “otro” se refería?, creo que se refería al otro “otro”, no a mi “otro”, a mi mamá, a mis hermanos, a mis amigos, a mi esposa o a mis hijos.

Ese otro “otro”, es aquel que aparece cuando decimos, “La gente es mala”, “la maldad existe”, etc. En realidad no se los conoce, tampoco existe la intención de conocerlo, porque en cierta forma, es mejor no conocerlo, así no opera el sentimiento de culpa, por lo tanto es mas fácil sentenciarlo.

Lo que a veces se suele olvidar que el mundo es energía y que existe lo que se llama “campo energético. Este campo se nutre del equilibrio natural, necesitamos de “otro” para ser feliz, sea conocido o no, si captamos sus necesidades o somos lo suficientemente sensibles para entender la lógica del mundo, lograremos ingresar a ese campo y fluir en el y a través de él, alcanzando la verdadera y perfecta armonía.

Otro aspecto a tener en cuenta es la natural reciprocidad del universo, esta reciprocidad es tan real y concreta, que todo lo que damos lo recibimos de alguna manera, por supuesto, el universo es quien se encarga de eso, la naturaleza misma es la que se encarga del cuando y del como retribuir nuestras acciones.

Los grandes maestros en el arte de la bondad, saben perfectamente esto, por eso alcanzan todos sus propósitos en la vida, ya sean estos, espirituales o materiales.

Entonces amigo/a, creo que el gran Tato Bores tenia razón, dejemos de culpar al pobre “otro” con el único propósito de colgarle nuestra frustración o nuestras dudas. Al contrario amémoslo como Jesús nos enseñó, y mas aun, cuando un desconocido nos lastime perdonémoslo, porque tal vez el este equivocado y tal vez siga creyendo que el “otro”, en este caso yo, sea el culpable de sus males.

Y asi ayudando al natural movimiento del campo energético tal vez algún día todos dejemos de ser potenciales “otros” y podamos convertirnos de una vez por todas en el gran universo del “nosotros”. LUÍS ALBERTO.

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