En aquel tiempo, el hijo de un carpintero de origen Galileo, también llamado "El Nazareno", hijo de María, primo de Juan llamado "El bautista", emprendió un viaje.
En un mundo conflictuado, donde todo era confuso, hablaba de paz y amor, y también de un reino superior.
En aquel tiempo este hombre dijo algo así a sus seguidores, también llamados "Discípulos".
"Cuando oren, hablen poco, El los escuchará, oren así”:
”Padre, santificado sea tu nombre.
Padre, que venga tu reino.
Danos también nuestro pan cotidiano.
Pero que siempre se respete tu voluntad.
Perdónanos, como nosotros también debemos perdonar.
Y no nos dejes caer en la tentación”.
Dicen que después lo traicionaron y sin causa lo mataron, y lo crucificaron, pero resucitó al poco tiempo y desde entonces tenemos una nueva oportunidad de creer y crecer en la paz.
También decía y repetía que debía quererte hermano/a más que a mi mismo. Esa es la razón de esta carta. Te quiero hermano/a, que hoy sea tu mejor día. Amen. LUÍS ALBERTO
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