jueves, 15 de septiembre de 2011

Juan Lavalle

El Cementerio de la Recoleta, ubicado en el Barrio del mismo nombre  en la ciudad de Buenos Aires y su Iglesia “Virgen del Pilar” con sus jardines constituyen un área especial para la meditación y el esparcimiento.

Su origen data de la Orden de los Recoletos Descalzos establecidos en el lugar a principios de siglo XVIII.  Los habitantes de esa Buenos Aires Colonial por costumbre terminaron identificando a la zona como “La Recoleta”. Cuando fue disuelta la Orden pasó a constituirse como el primer cementerio público de la Ciudad. 

A este lugar solía concurrir cuando las cosas estaban complicadas, recorrer este hermoso predio con sus cuatro mil ochocientas bóvedas,  distribuidas en  cincuenta y cuatro mil ochocientos metros cuadrados, siempre era un lugar de inspiración y paz.

Trataba de pensar en mil cosas, problemas, inquietudes y dudas ocupaban mi cabeza en ese momento, la responsabilidad de ser Comandante de esta Unidad Especial además estaba esa misión tan  importante como peligrosa.

Caminaba lentamente, pensando…hasta que observé un mausoleo con una inscripción JUAN LAVALLE, un celoso granadero de bronce custodiaba  la entrada.

Juan Lavalle, héroe de mil batallas.  General de San Martín, valiente figura de la guerra de la independencia argentina y sudamericana.  Líder militar y político destacado estadista durante la guerra civil Argentina.

Me paré frente a la bóveda, cerrando los ojos traté de trasladarme en el tiempo…. Escuche  unos pasos al lado mío, abrí los ojos y vi a un hombre alto y delgado, vestía un hermoso uniforme azul-celeste, una banda azul oscuro cruzaba su pecho, era un uniforme sencillo pero era el uniforme de un General, calzaba botas altas de cuero negro, al estilo de los granaderos. Su figura imponía mucho respeto. 

- Buenos días mi general.

- Buenos días soldado, parece preocupado.

- Estoy preocupado señor, tengo algunos inconvenientes personales, soy Comandante de una Unidad Especial y recibí  una importante misión y aunque se también que es una gran oportunidad y mis hombres están preparados, aun así estoy preocupado. 

- Comandante, cuando uno es designado al frente de una unidad militar es porque esta en condiciones de  comandarla, considérese usted el hombre indicado...Y Si es una Unidad Especial es por que debe ser usted un hombre de valor.

-A veces con eso no alcanza, Mi General.

- Es verdad,  el valor es solo una parte del mando militar, los hombres valientes suelen pasar rápidamente a la acción, y eso no siempre es conveniente.

- Existen otras cosas como ser El orden, por ejemplo, es algo importante y necesario para comandar a muchos como si fueran pocos, también la instrucción y la preparación para estar siempre presto para entrar en combate. 

Un Comandante nunca piensa en la muerte y es esclavo de la disciplina, incluso siendo victorioso.

- Sus ordenes  Comandante, deben ser siempre simples y claras para que sus hombres entiendan mejor y mas rápido.

- Acepte esta misión como si fuera cualquier otra, pero no regrese hasta que el enemigo esté totalmente derrotado, así proceden los grandes,  piense tambien que siempre será mejor morir con gloria antes que vivir con vergüenza... Se quedó en silencio mirando al horizonte, pude ver tristeza en sus ojos... Y algo de nostalgia.

- Gracias mi General, sus consejos me dieron la paz que necesitaba,  me ayudaran en la toma  de decisiones.

- Es verdad Comandante, cuando se toma una decisión importante es bueno estar en paz, yo me equivoqué una vez al decidir sin estar en paz y eso le costó la vida a un gran amigo que también fué mi Comandante en una hermosa batalla.

- hasta luego Comandante.

- Hasta luego mi General.

Y se fue caminando, al pasar cerca del granadero de bronce, creí escuchar algo, pero no entendí muy bien, el General  solo sonrió.

Caminé hacia la bóveda para ver de cerca al granadero que parecía estar vivo, comprobando que era de bronce realmente. Ví una placa a sus pies, sobre la misma pude leer .  “Granadero  vela sus sueños, y si despierta dile que su patria lo admira.” LUIS ALBERTO.

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